La sociedad va evolucionando y con ella la manera de mostrar y dar a conocer una marca. En un mundo dominado por la globalización, donde una marca debe ser reconocida en la llamada "aldea global" en la que gracias a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), particularmente Internet, las distancias son cada vez más cortas, el poder de una marca se hace más necesario que nunca.
Hemos pasado en poco tiempo de estar inmersos en la sociedad de la información a vivir la era de la infoxicación, donde la intoxicación informativa es tal, que para dar a conocer un producto o servicio y que este destaque sobre los demás, necesitamos algo más que la competencia.
Ese algo más, debe ser el saber crear diferenciación sobre los demás basándose en el poder de la marca como elemento diferenciador, es decir, el branding.
El branding hace referencia precisamente a ese proceso, no siempre fácil y nunca inmediato, de crear poder y valor de marca. El consumidor debe sentir que sólo hay una única solución a sus problemas y un solo producto que cubra sus necesidades, el nuestro. Por lo tanto, el branding no se limita solamente a un producto o servicio sino a la de establecer una identidad corporativa de la organización al completo.
La publicidad no se puede considerar branding, pero es un primer paso para crear este poder de marca. El poder de una marca sólida debe establecerse basándose en dar a conocer a los consumidores que eres, que haces y como lo haces. Y para ello, no hay mejor medio publicitario que la publicidad exterior, debido a la gran cantidad de impactos diarios que es capaz de generar.
En los últimos años, el sector de la publicidad exterior, ha pasado de estar anclado en una única manera de comunicar, a abrir un gran abanico de posibilidades. Desde las clásicas vallas publicitarias hasta monopostes con gran capacidad de impacto, las opciones son diversas.
El branding, debe basarse en una declaración de posicionamiento para que en primer lugar, la organización exista para el público y posteriormente poder crear una marca sólida. En la sociedad actual, para una organización, estar no significa existir.
La publicidad exterior permite, por su flexibilidad, ir enviando mensajes a los consumidores gradualmente, afianzando las bases de lo que será posteriormente una cultura basada en el branding y el enfoque hacia los clientes.
Los distintos soportes tienen en sí, cada uno de ellos, la posibilidad de segmentar y de llegar a un target o publico objetivo concreto, aumentando la notoriedad o awareness del mensaje o producto.
Elementos urbanos como el mupi siempre estarán más cerca del peatón y permiten su colocación donde se estime más adecuado para hacer llegar un mensaje concreto.
Las banderolas publicitarias pueden ser un gran atractivo para administraciones públicas permitiendo llegar de manera más cómoda al ciudadano o publicitar la propia marca en el lugar de venta, acercándose al máximo al consumidor, recordando que se existe.
Los carteles publicitarios y lonas en fachada pueden causar enormes impactos en los consumidores, gracias a su espectacularidad y adaptación al medio en el que se encuentran.
La imaginación, creatividad e innovación son cada vez más necesarias en la sociedad actual y la publicidad exterior, si se realiza de forma adecuada, abre las puertas a la diferenciación organizacional así como una imagen corporativa impactante y bien gestionada reduce las indecisiones causadas en el momento de la compra. Las posibilidades en publicidad exterior, cada vez son mayores.
Una vez el público sabe quién es la organización, que valores tiene y se identifica con ella, el proceso de branding continua hasta conseguir que una marca forme parte del sentir propio del consumidor y no simplemente permanecer en su mente un breve espacio de tiempo.
Hay que recordar...SI ME VEN, EXISTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario