domingo, 25 de marzo de 2012

TRIZ o la manera de metodizar la innovación

¿Cuál es el punto que tienen en común la mayoría de innovaciones? Si se pudiera resolver esta pregunta, tendríamos delante de nosotros la llave para generar nuevos productos y servicios y garantizarnos, en gran parte, el éxito de antemano.

Esa misma pregunta se la formuló en 1946 el ingeniero ruso Genrich Altshuller, que creía en que era posible encontrar una metodología para inventar. Para ello examinó y analizó una serie de patentes para poder encontrar un patrón común que explicará la manera de sistematizar la innovación.
 
Este estudio le llevó a encontrar diferentes principios comunes y a desarrollar su teoría conocida como TRIZ o la teoría para resolver problemas de inventiva. ("Tieoriya Riesheniya Izobrietatielskij Zadach" ТРИЗ).

La metodología TRIZ propone analizar los problemas o conflictos siguiendo un método algorítmico basado en la conversión del problema específico a un problema modelo de solución conocida o con un modelo de solución, para, en este punto, volver a convertir la solución general a la solución del problema que se planteaba inicialmente.

Esta técnica algorítmica está íntimamente ligada con la heurística - o la capacidad de un individuo de encontrar una solución innovadora para él mismo, o para su puesto de trabajo, que consiga solucionar el problema planteado de forma innovadora - popularizada gracias a la publicación del libro del matemático húngaro George Pólya, Cómo resolverlo (How to solve it). En este caso, la aplicación de la teoría TRIZ sería muy similar a la técnica heurística de la Variación del problema o a la del problema auxiliar, de las que hicimos referencia en anteriores posts de Revolución Innovadora.

La teoría para resolver problemas inventivos, dota a los técnicos de un sistema para mejorar la resolución de conflictos de una manera rápida y efectiva mediante la generación de ideas.


Altshuller observó cinco niveles de novedad y los clasificó en función de la creatividad de la solución y de la procedencia de la fuente de conocimiento necesaria para la solución del problema planteado. Estos niveles son:


La teoría TRIZ ofrece soluciones a los problemas dados de nivel 2, 3 o 4 de manera rápida y efectiva, generando cambios significativos en lo conocido hasta la fecha.
TRIZ es una teoría de generación de ideas vista desde el punto de vista técnico y analítico, encontrando patrones de semejanza entre muchas ideas nuevas y, de esta manera, generar un método para el resto de soluciones creativas que se quieran encontrar. Se basa en el pensamiento lateral y algorítmico de la heurística.

Sin embargo, existen muchas otras técnicas de generación de ideas y de estimulación de la creatividad, sea colectiva o personal.

Sea como sea, la creatividad y la innovación se pueden practicar y como hemos visto, incluso se pueden sistematizar, pero en todo ello, existe también un componente de suerte y muchas innovaciones han sido fruto de la serendipia o aquellos descubrimientos afortunados e inesperados que se producen cuando se está buscando otra cosa distinta.

Las ideas son la chispa que encienden el motor de la creatividad, pero para que el vehículo avance, hace falta combustible. Y este combustible es la generación constante de ideas y la innovación permanente en una organización para asegurarse la supervivencia de la misma en la sociedad del conocimiento.

En ocasiones la creatividad nace de una inspiración momentánea, pero, si se estimula y se trabaja la generación de ideas, es seguro que estas llegarán, en palabras de Pablo Picasso: “Creo en la inspiración, pero siempre que la inspiración se me presenta, me encuentra trabajando”.

Webgrafía:


domingo, 18 de marzo de 2012

EL VALOR DE LAS IDEAS

Mark Twain decía que un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa. Y en parte, no le faltaba razón. Cuando una persona tiene una idea, debe hacer lo imposible para conseguir que esa idea se transforme en algo real y tangible.


Una idea, como tal, es algo que no existe, sino que simplemente se halla en la mente de alguien, y es necesario poder convertirla en algo capaz de ser compartido con el resto del mundo, de la idea al éxito hay un paso, pero, de la idea al humo, también.
Una buena idea, lo es cuando se convierte en algo. En lo más estricto del término, una idea no tiene ningún valor por sí sola, sino que el valor se le va añadiendo por capas a medida que se avanza desde su concepción hasta el hecho final.
Las ideas, para convertirse en un elemento de éxito, deben seguir un ciclo evolutivo. En primer lugar, la idea, es la que inicia el camino. Cuando un emprendedor tiene una idea, es la chispa que acciona el motor de la creatividad, pero a su vez debe convertirse en el fin, en el objetivo, es decir, la idea se tiene y se lucha por alcanzarla, es la paradoja de las ideas, tener que alcanzar o conseguir algo que tienes.


Como todo proceso evolutivo, lo importante no está en el fin, si no en el camino recorrido para llegar hasta él y en este caso, ese camino, es el proceso creativo por el que pasa cualquier emprendedor al crear su empresa o una organización al poner en marcha un nuevo producto o estrategia empresarial. Todo nace de la idea y desemboca en la consecución de la misma.

Por todo ello, lo realmente importante no es tener muchas ideas, sino saber filtrarlas y encontrar el modo de hacerla realidad. Una idea puede no tener valor o tener un valor incalculable, todo depende de que hagamos con ella, de eso se trata, de innovación, de la creación de algo nuevo y de su introducción en un mercado. Existen métodos para generar ideas, hábitos para hacer de la creatividad casi una costumbre, pero, donde de verdad se demuestra el espíritu emprendedor y el carácter innovador es sabiendo gestionar la manera de sacarla adelante.

Debemos cambiar la vieja frase de ¡Tengo una idea! por la de ¡Tengo la manera de hacer realidad mi idea!

Como dijo en su día Santiago Ramón y Cajal: " Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas."